REPERTORIO


Sonata V, op. 5
de Arcangelo Corelli

EL AUTOR

Arcangelo Corelli

(Fusignano, Italia, 1653-Roma, 1713)

Compositor italiano. Siendo muy joven se trasladó a Bolonia, ciudad en la cual estudió violín con destacados maestros, entre quienes despertó un gran interés debido a sus aptitudes. En 1675 pasó a Roma, e inmediatamente ganó cierta notoriedad, lo que le valió ser recibido por la reina Cristina de Suecia y entrar al servicio del cardenal Pietro Ottoboni. Se dedicó a la dirección musical y a la composición, creando una obra escasa pero de gran valor e influencia en la historia de la música. Su obra es, en cierto modo, insólita para la época, pues dedicó sus esfuerzos exclusivamente a la música instrumental, con preferencia al violín, obviando la música dramática. Corelli fue el primer compositor que alcanzó la fama musical sin dedicarse a la música cantada. En 1681 publicó su primera colección de sonatas en forma de trío, destinadas a tocarse en iglesia, al igual que la tercera (1689); la segunda (1685) y la cuarta (1694) fueron compuestas para cámara. Publicó así mismo una colección de sonatas para violín y bajo (1700), y finalmente sus célebres concerti grossi, publicados póstumamente en 1714. Su obra alcanza la madurez del estilo barroco italiano, con la culminación del concerto grosso y la composición de la forma sonata preclásica, que tan importante iba a ser a lo largo del siglo XVIII. Al mismo tiempo, su desarrollo técnico del violín convirtió sus composiciones en el fundamento de la escuela violinística clásica, que hoy día mantiene aún su vigencia pedagógica. Corelli murió en la cumbre de la fama, y fue inhumado en el Panteón de Roma. Fue el primer compositor que ganó prestigio internacional sólo con su música instrumental. Su música de cámara incluye cuatro colecciones de sonatas en trío (op.1-4), doce sonatas (op.5) y doce concerti grossi (op.6), algunos de los primeros ejemplos que se publicaron del género.
 
Esta sonata, integrada dentro del opus 5, vio la luz en una fecha redonda, el 1 de enero del año 1700. Corelli trabajaba como violinista en Roma y su reputación como violinista y compositor pronto se etendió por toda Europa. Sus piezas pronto se convirtieron en obras clásicas dentro del ámbito de un estilo dulce en la música para cuerda. Pero sus estructuras de varios movimientos y elegante estilo armónico resultaban algo anticuadas. El gusto imperante en el siglo XVIII prefirió los más vivos conciertos en tres movimientos del joven Antonio Vivaldi, el poco convencional cura pelirrojo y virtuoso del violín, cuya carrera musical abarca una considerable cantidad de óperas y música religiosa, así como de conciertos. A pesar de ello, las sonatas y conciertos de Corelli marcaron un hito histórico importante en la evolución del estilo musical, con su armonía dirigida a la cadencia y las progresiones del círculo de quintas. En esas obras, el dominio de las tonalidades mayores y menores (el sistema armónico conocido como tonalidad) reemplazó decididamente los modos y los diversos sistemas armónicos modales que habían caracterizado la música renacentista.

De este opus cinco, ya interpretamos el segundo movimiento de la Sonata VI. En abril del 2008 incorporamos además a nuestro repertorio dos movimientos de la Sonata V: Adagio y Vivave.

En total, esta obra está compuesta por doce sonatas para violín solo y continuo (en algunos casos, violonchelo y clavicémbalo; la última de ellas contiene las famosas variaciones La Follia).

La sonata es una composición de estructura binaria o ternaria, ejecutada por uno o dos instrumentos, en tres o cuatro movimientos. Existían dos tipos de sonata: La Sonata de Camera (sonata de cámara, basada en movimientos de danzas) y La Sonata de Chiesa (sonata sacra, de carácter más serio).

Corelli escribía de este opus la línea básica y la partitura carecía de los adornos del violín, sin figuras ni ornamentaciones, lo que permitía al violininista barroco cierta improvisación, consiguiendo que cada una de las interpretaciones fuera diferente, con una carga de vitalidad añadida.

Esto supuso no sólo un impacto fulminante en el momento de su publicación, sino también unos efectos que sobrevivieron con mucho al compositor. Una cincuentena de ediciones a lo largo del siglo XVIII, más que de ninguna otra obra hasta ese momento, varios cientos de copias manuscritas y docenas de arreglos de todo tipo dan una idea de la difusión y la importancia que esta colección conoció en los cien años siguientes a la fecha de su salida al mercado.


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