REPERTORIO


La chulapona
de Federico Moreno Torroba

EL AUTOR

Federico Moreno Torroba

(Madrid 1891-1982)

Nacido en el seno de una familia de músicos, recibió sus primeras lecciones de su padre José Moreno Ballesteros, que era organista de la iglesia de la Concepción, y de Conrado del Campo en el Conservatorio de Madrid. Su carrera de compositor se abrió hacia el campo sinfónico, pero bien pronto se introdujo en la tradición zarzuelera, en la que fue uno de los más vitales y prolíficos cultivadores. Entre los aproximadamente cincuenta títulos que compuso para este género popular, destacan Luisa Fernanda (1932), La chulapona (1932), Azabache (1934) y La Caramba (1942). Ensayó también la ópera con La flor de mayo, estrenada en el Real en 1925, y El poeta, que hizo para el tenor Plácido Domingo en 1980. A la guitarra dedicó también conciertos como el Romántico de Castilla, Homenaje a la seguidilla, Fantasía flamenca, Tonada concertante y la muy conocida Sonatina. Afirmado su estilo expresivo en el más castizo españolismo, utilizaba un lenguaje directo y sencillo, pero de gran elegancia formal. Hasta su muerte, que le sorprendió trabajando para el ballet Don Quijote, desempeñó el cargo de presidente de la Sociedad General de Autores de España, que tomó en 1974, y el de presidente de la Academia de Bellas Artes, que asumiera en 1978.

 
Zarzuela estrenada en el Teatro Calderón de Madrid el 31 de marzo de 1934 y considerada por muchos, como la quintaesencia de la "zarzuela madrileña".

Interpretamos la introducción musical (previa al inicio de la acción) y las piezas musicales números 7 (pasacalle) y 9 (Allegro).

La Chulapona es una comedia lírica en tres actos que cuenta cómo la castiza Manuela, propietaria de un taller de plancha en el popular barrio de la Cava, empeña su mantón de manila para pagar las deudas de su padre.


Primer Acto

En el taller de plancha de Manuela, en el popular barrio de la Cava, las oficialas Rosario y Emilia planchan, cantan y bailan al son de un organillo. Las acompaña el Chalina, un tipo dicharachero con el que bromean. Llega Manuela, la maestra del taller, la chulapona, muy simpática y querida por todo el barrio, y cuenta los requiebros que le han dicho por la calle. El Señor Antonio, dueño del cercano Café de Naranjeros, padre de la oficiala Emilia y viudo, también piropea a Manuela, con intención. Don Epifanio, el padre de Manuela y hombre un tanto despistado a la hora de pagar sus deudas, entra perseguido por la prestamista Venustiana, madre de la oficiala Rosario. Para pagar la deuda de su padre, Manuela entrega a Venustiana un precioso mantón de Manila como fianza. Más tarde llega José María, novio de Manuela, de quien ella está muy enamorada. Ambos entablan un divertido diálogo de amor, bajo la mirada envidiosa de Rosario, que no tiene quien la quiera. Cuando José María sale, Rosario hace dudar a Manuela de la fidelidad de su prometido, y ésta marcha inmediatamente a la calle dispuesta a comprobarlo. José María vuelve al taller en busca de Manuela, momento que Rosario aprovecha para declararle su amor. Después se echa a llorar. José María la consuela.


Segundo Acto

Cuadro Primero. Por una plazuela del barrio de la Morería pasa la gente, muy alegre, camino de los toros. Juan de Dios, hermano de Manuela, no tiene dinero para asistir a la corrida y se lo procura con trapacerías: se finge ciego, toca una guitarra y canta unas guajiras. El Chalina se une al bullicioso grupo que marcha hacia la plaza. Manuela aparece por el fondo y se acerca a la casa de Venustiana para pagar la deuda de Don Epifanio y recuperar su mantón de Manila. Allí se encuentra no sólo a la prestamista, sino a José María y a Rosario, que se disponen a ir juntos a los toros, luciendo ella el mantón de Manuela. Tras echar en cara a Rosario presumir de su mantón y de su hombre, Manuela paga a Venustiana y recupera el mantón.


Cuadro Segundo. Ante la fachada del Café de Naranjeros, en la Plaza de la Cebada, un café cantante donde se dan espectáculos de flamenco, llega Rosario, muy preocupada, y pregunta por José María, a quien hace ocho días que no ha visto. Se va sin obtener noticia. Al poco rato llega José María, que acude al establecimiento para olvidar a su verdadero amor: Manuela.


Cuadro Tercero. Dentro del café, que hierve de animación, Don Epifanio y Juan de Dios se divierten con los tipos curiosos que hay allí. Llega Manuela, que viene a traer su regalo de boda para Emilia, la hija del Señor Antonio, que se va a casar. Al salir del café, Manuela se encuentra con José María. Tras una breve discusión, la pareja se reconcilia ante la decepción del Señor Antonio.


Tercer Acto

En los Viveros de la Villa se celebra la boda de Emilia. Los invitados la festejan cantando y bailando el chotis. Rosario se acerca a José María y le pide que vuelva con ella, porque está embarazada de él. José María se resiste, pero Manuela, enterada del conflicto, decide sacrificar su amor por José María para que la criatura tenga un padre. Rosario reconoce ante todos que atrajo a José María por envidia de Manuela. Ésta la perdona y ofrece su mano al Señor Antonio, aunque asegura que, en las noches de desvelo, seguirá pensando en José María.








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