Los integrantes de la Orquesta (salvo Mario y Abel) en El Salegar. De cenita en la bodega de El Arco. Una vez terminada la cena, Abel, Javier, Luz, Elsa y Alicia, a la espera de los regalos. Álvaro lee un fragmento de 'Cincuenta sombras de Grey' junto a Pablo, Esther y Nohelia. Miguel Ángel, Elsa y Esther, en El Salegar.

• Cena de la orquesta
19 de enero de 2012

La Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero ha celebrado su ya tradicional cena de Navidad (un poco tardía, es norma de la casa) y además con una novedad, porque este año la celebración ha tenido lugar en el pueblo. Si otros años nos desplazábamos inevitablemente hasta Valladolid, en esta ocasión la cena se ha celebrado en Tudela de Duero.

El lugar elegido fue la bodega El Arco, aunque previamente, y para calentar motores, hubo un encuentro en torno a unas cervezas en el bar Cuatro Gatos. Andrés y Javier fueron los más madrugadores y los primeros en llegar y allí se encontraron con Elena, exintegrantes de la Orquesta, bandurria, quien departió con sus antiguos compañeros durante un buen rato. Fueron llegando poco a poco el resto de integrantes de la Orquesta... y hubo un pequeño percance cuando Cristina se dio cuenta de que se había olvidado en casa el regalo del amigo invisible y tuvo que volver corriendo a recogerlo.

Después de la primera ronda, nos fuimos hasta la bodega El Arco, donde tendría lugar la cena. Allí, en la barre, estaban ya esperando Miguel Ángel y Elsa (quienes no pudieron sumarse antes a la fiesta) y Álvaro, que llegó a la crítica. Y a continuación, a disfrutar de la cena con varios entrantes (mocilla y chorizo, verduras a la plancha, rabas y langostinos y una parrillada de carne; además de flanes y trozos de tarta como postre). Ah, y el pan, mucho pan... Este año en la cena ha quedado claro que en la Orquesta somos muy paneros.

Y ya en la sobremesa, la entrega de los regalos del amigo invisible. Como siempre está Alicia para hacernos la intendencia y llevó una bolsa gigante donde todos pudimos meter nuestro regalo. Bueno, todos no, porque Elsa no quiso participar en el reparto (al final, de todos modos, se llevó un recuerdo de Alicia para su futuro bebé) y Noheliay Gastón que se quedaron fuera del sorteo. Nohelia por no encontrar compañero de papeleta (al final Mario no pudo acompañarnos) y Gastón porque fue un fichaje de última hora.

En cualqueir caso, comenzó el reparto con una agenda para Álvaro (cortesía de Cristina), unos pendientes y un pañuelo que Javier regaló a Luz y la misma combinación que recibió Esther. Esther regaló a Javier un estuche de herramientas y Abel recibió de Víctor un libro-cómic de Juego de Tronos. También un libro recibió Gracia (50 sombas de Grey, de Miguel Ángel). Ese libro trajo uno de los momentos de la noche, cuando Álvaro, con voz sensual, leyó varios fragmentos del libro (elegidos al azar). Gracia regaló a Pablo un jersey, Luz a Crtisina unos pendientes (ay, faltaba una piedra) y Víctor recibió una manta protegepies de manos de Andrés. Los multiregalos de Alicia fueron este año para Andrés y Esther recibió cinturón y pendientes. Álvaro regaló a Miguel Ángel una riñonera. Y además, Álvaro recibió el regalo que le hizo Andrés el año pasado y que ha descansado durante todo este tiempo en el maletero del coche de Natalia: un megáfono.

Durante la cena, Esther tuvo que contar una vez más (algunos compañeros todavía no sabían la historia) su presencia en el programa de Telecinco 'Hay una cosa que te quiero decir' y su encuentro con Pablo Alborán en un concierto privado.

Una vez terminada la cena, con varios brindis de por medio, nos abrigamos bien para acercanos hasta El Salegar, para el primer cacharro de la noche. A estas alturas Abel ya nos había abandonado (está de exámenes) y a lo largo de la noche se despedirían Cristina y Gastón (a ella le tocaba madrugar para abrir la panadería),, luego Alicia y Andrés (camino de Valladolid), Javier y también Luz.

El resto (Miguel Ángel, Gracia, Álvaro, Esther, Nohelia, Pablo y Víctor) continuó la noche hasta el Cuatro Gatos, más que nada para cerrar el círculo y terminar la noche en el mismo lugar en el que comenzó.

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