HISTORIA. CALLE MAYOR

Actuación a oscuras en Tudela
Enero de 1998

Feliz Año Nuevo a todos, que no sabemos por qué sólo se desea el primer día y parece que si se hace después está fuera de lugar, o de tiempo.

Relataremos a continuación algunas de las peripecias sufridas en los conciertos navideños que solemos ofrecer, empezando por Tudela.


Después de más de un año sin tocar aquí, volvimos a hacerlo para clausurar la muestra musical que lleva nuestro nombre en un día tan conflictivo como suele ser el 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Aunque el origen de esta festividad no tenga ni pizca de gracia, nuestra civilización se ha empeñado en emplear este día para gastar bromas. Ha ocurrido muchas veces que la Orquesta ha tenido conciertos este día y han resultado tardes de pánico y desconfianza mutua, pues nuestro grupo se compone de una legión de gamberros. Incluso en ocasiones, el grupo en pleno ha bromeado con (o contra) el público y el director; pero esta vez, pueden creernos, no habíamos planeado nada. Lo único que corrió de nuestra cuenta fue la creación y colocación del gran monigote que colgaba al fondo del escenario, mas la presencia de este humanoide inanimado de papel de periódico pareció invocar las fuerzas bromistas responsables, sin duda, de los misteriosos sucesos que acontecieron durante el transcurso de la actuación.

La primera broma de todas fue encontrarnos sin calefacción en el colegio, pues esta está programada para los días del curso y en vacaciones no funciona. En el auditorio que los rigores del invierno hicieron tan poco acogedor, comenzamos a templar (difícil tarea) los instrumentos hasta que, ¡oh, cruel destino! se fue la luz; no sabemos dónde, pero se fue. Después de exactamente un ratillo (medida de precisión) volvió y seguimos afinando con prisa, para no acumular retraso.

A la hora convenida (más o menos) comenzamos el concierto ilusionados por volver a actuar ante el que podemos considerar "nuestro público". Un par de obras más tarde, la luz volvió a tomar las de Villadiego y nos quedamos a oscuras tocando, hicimos todo lo posible por seguir, pero fuimos incapaces. Este apagón fue más largo que el anterior, ¿qué hacer ante esta situación? Improvisar, y así lo hicimos. Al principio nos quedamos sentados sin hacer nada, como monigotes, sin ser ni provocadores ni objeto de broma, sino el medio, que es más triste. Pero pronto a algunos de nosotros con alevosía y nocturnidad se nos ocurrió principiar unos villancicos y alguna canción de dibujos animados. De repente, la luz volvió de su garbeo y deslumbrados como recién levantados de la cama, proseguimos. No volvió a pasar nada, pero hasta el descanso.

Durante la segunda parte, hubo algunos apagones coincidentes con intervalos entre obra y obra (¡qué suerte!) y terminó el concierto. Fuera de programa interpretamos El sitio de Zaragoza, obra larga donde las haya. Había transcurrido la mitad cuando volvimos a quedarnos a oscuras, tampoco pudimos continuar; nos detuvimos, comenzamos a tocarla desde el principio hasta los compases finales, durante los cuales volvimos a las tinieblas. En esos momentos pudimos experimentar las mismas sensaciones que Abraham Olano cuando en el mundial de ciclismo, y a falta de un kilómetro para la meta, iba escapado con una rueda pinchada. Decidió aguantar como fuera hasta el final y ganó el campeonato. Nosotros, de igual modo, aguantamos hasta concluir 'El sitio', sin movernos del mismo, lo que el público agradeció con una gran ovación. Después de todo, los espectadores más susceptibles creían que todo había sido una inocentada provocada por nosotros, pero no fue así.

El 2 de enero volvimos a tocar en Herrera, un lugar donde siempre nos tratan bien. Nos rodearon de radiadores para que no pasáramos excesivo frío, aunque la medida no fue suficiente y casi nos congelamos. Es una pena que las condiciones meteorológicas estropeen una actuación en una iglesia que suena tan bien. Para otro año tendremos que hacer este concierto cuando llegue el buen tiempo.

Como colofón, rematamos la jornada con una cena para celebrar los quince años cumplidos, pero esa no es una historia de interés general. Mientras, esperamos a cumplir el decimosexto.

©2004 Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero