HISTORIA. CALLE MAYOR

Los nuevos uniformes, el banco para el pie y la Feria de Muestras
Octubre de 1995

El acortamiento de los días y el cambio de color de los bosques indican la llegada del otoño y el momento de desperazarse tras la siesta estival. Es hora de volver a nuestra labor y no hemos esperado nada para ponernos en marcha, comenzando nuestro nuevo ciclo de conciertos con la estrambótica actuación que protagonizamos en la Feria de Muestras de Valladolid. El primer problema con el que nos enfrentamos fue encontrar un lugar donde dejar nuestros coches. Debíamos empezar a tocar a las seis de la tarde, pero teníamos la impresión de que no iba a ser posible por la cantidad de vueltas que dimos por toda la capital. Finalmente, encontramos algún hueco encima de la acera con el riesgo que ello implica (por la grúa, ya saben).

Estando ya en el recinto ferial, al aire libre, a punto de comenzar, reparamos en un pequeño detalle: faltaban dos elementos de la orquesta. Dos individuos que, despreocupados de su obligación, buscaban el regocijo de sus tripas y venían bebiéndose un chocolatito caliente. Después de propinarles un par de collejas (suaves, sin violencia) para darles un escarmiento, llegó la música, pero los dos micrófonos de que disponíamos no eran suficientes para competir con el hilo musical de una emisora de radio que animaba la feria. Buscamos entonces a los radiofónicos para que guardaran silencio mientras durase nuestra actuación y comenzamos a tocar. Fueron melodías para transeúntes, porque la gente que pasaba por delante, unos se detenían y otros no. De vez en cuando sonaba el arpegio de cuatro notas típico de las megagonías de las estaciones de trenes y autobuses que onomatopéyicamente podemos definir como dondindondin, formado por terceras ascendentes consecutivas (para el que sepa algo de música) y, tras la melodía, algún anuncio de esos que nunca se entiende lo que dicen. Terminamos pronto, con algo de pena porque no se pudo apreciar nuestra labor; nos comimos unos piñones con los que nos obsequió la organización y regresamos con nuestros automóviles que, por suerte, ignoró la grúa municipal. Una experiencia rara donde las haya.

EL PROGRAMA

Folleto de la Diputación en la Feria de Muestras.
Para este curso hemos introducido algunas novedades. La primera es el traje que hemos adquirido para la parte masculina del grupo, ya que las chicas ya llevaban una buena temporada estando muy elegantes. No vamos a desvelar el nuevo aspecto que tendrá a partir de ahora la Orquesta de Pulso y Púa, para que la curiosidad les haga acercarse a vernos en futuras ocasiones. El que un grupo numeroso vaya a una tienda a comprar un montón de ropa igual causa trastornos sobresalientes a los trabajadores de la empresa.
Como, además, no estamos hechos por el mismo molde, al que no le quedaba grande la chaqueta, le quedaba estrecho el pantalón, y tuvieron que hacer un gran número de arreglos a los trapos. Más difícil fue aún repartirlos entre nosotros porque no nos los entregaron con el nombre de cada destinatario; esperamos no habernos equivocado porque, de ser así, el día del estreno podemos presentar una pinta terrible. Los almacenes suministradores nos han obsequiado con una camisa para cada uno, todas distintas de talla y colores; a la hora de repartirlas, cada uno trataba de conseguir la que más le favoreciera y nuestro local de ensayo parecía una tienda en época de rebajas.

Otra innovación va a ser la utilización de banquitos para apoyar la pierna izquierda, con lo que, además de mejorar nuestra presencia en el escenario, las castigadas espaldas lo agradecerán y, posiblemente, mejore el sonido, porque en este aspecto también influye la posición del cuerpo. También estamos preparando nuevas obras para reforzar aún más el variado repertorio, pero todo esto lo podrán comprobar cuando celebremos el próximo concierto en nuestro pueblo.

(Artículo publicado en la revista de Noviembre-Diciembre)

ESCRITO REPARTIDO ENTRE LOS MIEMBROS DE LA ORQUESTA SOBRE LA VESTIMENTA


OTROS MESES DE CALLE MAYOR
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