DETRÁS DEL ATRIL


Luismi, Elsa, Alicia, Natalia y Elena, durante el ensayo en Valladolid.


Natalia, Ana, Cristina, Luz, Abel y Pablo, en el local de ensayo (sala de juntas parroquial, o algo así).


Pablo cambia la cuerda rota de su bandurria ante la mirada de Luismi y Ana. Elena está mirando la calle, asomada a la ventana.

Todos los músicos, durante el ensayo.

Más ensayo, con las bandurrias en primer término.

Ensayo en Valladolid para el concierto en el auditorio Miguel Delibes
28 de abril de 2007

Los representantes de la Orquesta de Pulso y Púa de Tudela de Duero nos trasladamos por la tarde hasta la calle Padre Claret, en Valladolid, para preparar las obras que interpretraremos en el concierto del día 30 en el auditorio Miguel Delibes. Cuando llegamos, ya estaban allí los músicos del Joven Coro y Orquesta Ciudad de Valladolid, con quienes interpretaremos las obras Carmen y las seguidillas de El Barberillo de Lavapiés.

Mientras ellos terminaban de ensayar una de las piezas que tienen preparadas, nosotros estuvimos afinando los instrumentos en una sala que parecía una sala de juntas parroquial. Según nuestro director, Jesús Gutiérrez Lebrero, terminaba de afinar los instrumentos, nos los iba pasando para que pudierámos ensayar el 'Himno a la alegría', cuya partitura nos acababa de dar.

Durante el tiempo que tuvimos de 'ensayo' previo nos entretuvimos en preparar los contrapuntos de la segunda parte, mientras Abel y Víctor iban contando (un, dos) los silencios. Después, tanto esfuerzo apenas sirvió para nada porque esa fue, precisamente, la parte de la obra que no interpretamos junto con la Joven Orquesta.

Llegado el momento, entramos en la sala de ensayo con nuestros instrumentos y nuestras sillas e interpretamos con ellos las dos piezas. La enorme sonoridad de sus instrumentos tapaba nuestra sonoridad, por lo que tuvimos que afanarnos en tocar más fuerte. La consecuencia, Pablo rompió tres cuerdas, aunque se está convirtiendo en una tradición. No hay concierto ensayo serio en el que Pablo no rompa una cuerda.

A la que mejor se escuchaba de todos era a Cristina, que le dio bien a las castañuelas. Abel tuvo tiempo para echar una parlada con un saxofón que tenía al lado y preguntarle por el instrumento de un colega que nos tenía intrigados. Se llamaba, el instrumento, no el chaval, flauta dulce grave.

A las seis menos diez hicimos un pequeño receso que aprovechamos para volver a la sala de juntas de la parroquia y echar un vistazo por la ventana. Estaba lloviendo. En seguida llamó nuestra atención una chica que intentaba aparcar justo debajo de nuestra ventana. Tenía por lo menos tres metros, pero la mujer necesitó más de treinta maniobras (¡treinta!, las estuvimos contando) para poder dejar el coche más o menos bien. Eso sí, bien arrimadito al bordillo. Después la mujer se entretuvo cinco minutos más hablando por el móvil, buscando cosas en el bolso. Cuando por fin bajó, le dedicamos un afectuoso aplauso desde nuestra ventana y la mujer se echó a reír de complicidad. Aparcaba mal, es cierto, pero al menos era maja.

Después del descanso volvimos a la sala junto con la Coral Voces del Duero para interpretar juntos el Himno de la Alegría. Después, nuestros compañeros del coro cantaron la Cantata 147 de Bach. Y cuando terminamos, recogimos los instrumentos y listo. Hasta el concierto del lunes.

Al terminar, Luz, Natalia y Víctor subieron en coche hasta el auditorio Miguel Delibes para comprar las entradas y después volvieron a bajar al centro para asistir al concierto de la orquesta Roberto Grandío, dentro de la Muestra de Música de Plectro Ciudad de Valladolid. También acudió Pablo, junto con su novia Begoña. Juntos contemplaron una "pasada" de concierto, como no dejaron de repetir a lo largo de toda la actuación, asombrados por la destreza de los intérpretes, en su mayoría profesores y profesionales de la púa. Una auténtica maravilla dirigida por Pedro Chamorro. Al término del concierto, se acercaron hasta la sacristía de la iglesia para saludar a los componentes del grupo y en especial a Antonio Cerrajería, presidente de la Fegip (Federación Española de Guitarra e Instrumentos de Plectro). Cerrajería enseñó algunos instrumentos e hizo varias recomendaciones sobre el modo de tocar la bandurria, la calidad de las cuerdas y las púas.

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